Halasana o el Arado, se relaciona con la Vela o Sarvangasana.  Es su complemento al bajar los pies al suelo. En este asana el cuerpo se pliega y la flexión de la columna agudiza el efecto de calma y sosiego mental sostenido.

Antes de llegar con los pies al suelo como vemos representado en el dibujo, hay un paso previo. Podemos disfrutar de la secuencia completa en el vídeo de debajo. En clase es habitual como preparación masajear la columna en el movimiento. Partiendo de la postura sentada, imaginamos un balón entre las manos, dando un impulso no con demasiada fuerza llevamos los pies atrás y volvemos. Esto gesto a modo de juego se lleva a cabo varias veces, y no siempre se llega a tocar, porque hay rigidez que poco a poco se va suavizando.

Este paso da el conocimiento previo para a continuación poder sostener la postura.

 

Un truco

En caso de no llegar a tocar el suelo, se puede poner un silla o una altura donde los pies alcancen su asiento y poder mantener su permanencia.

Cómo deshacer la asana

La vuelta es muy parecida al movimiento de regresar desde el ombligo sin golpear, hasta que los pies tocan el suelo y uno nota como se adapta el cuerpo a la tierra.

Beneficios de su práctica

Si tu práctica es de poco tiempo, para ablandar, trabaja en el vaivén de adelante-atrás para conocer el terreno. Después puedes construir con soporte o sin él la posición en un tiempo prudente. La respiración marcará el tiempo de permanencia, y al regreso apreciaras la calma o silencio mental que deja en tu cuerpo esta asana. Silenciando un poco más los sentidos. Luego, la vuelta al suelo asimilando este baño de endorfinas y de bienestar.

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